“Y tomaste tus hijos e hijas, que habías engendrado para Mí, y se los sacrificaste para que fuesen devorados. ¿Y te parece poca cosa tu prostitución? Inmolaste mis hijos, y los diste a los ídolos, a los cuales los consagraste”.(Ezequiel 16, 20-21)
El ex banquero holandés Ronald Bernard ha concedido una entrevista a Irma Schiffers de De Vrije Media TV (cuya traducción tomamos de ACTUALL) en la que aborda su relación con las élites financieras cuando era un abogado de éxito.
En ella describe los manejos de la alta banca en el blanqueo de capitales, financiación y conexión del terrorismo con algunos gobiernos y organismos de inteligencia, evasión de impuestos y el satanismo.
IRMA SCHIFFERS: Ronald, usted tiene una formación muy sólida en el sector financiero, en gestión de activos y en comercio de depósitos, si no me equivoco. ¿Puede contarnos alguna de sus experiencias? ¿Cuánto tiempo trabajó en ese campo?
RONALD BERNARD: Bueno, mi experiencia es más complicada de lo que acaba de mencionar. En realidad he sido empresario toda mi vida. La independencia es primordial para mí. Una vez traté de trabajar como asalariado, pero no funcionó. Como empresario he tenido contactos con muchos sectores, entre los cuales se encuentra el mundo financiero. Todos mis otros negocios como empresario, como mi propia línea de moda para mujeres, la explotación de un concesionario de automóviles y los de importación-exportación me habían involucrado hasta tal punto en la construcción de mi propia fortuna, que intrínsecamente me condujeron hacia el mundo de las finanzas.
Al trabajar en comercio exterior te encuentras con monedas diferentes y hay que acudir al mercado de cambios y utilizar intermediarios. Y uno de estos agentes [o Bróker] me dijo una vez: “Ronald, llevo mucho tiempo observándole y siempre está ocupado. Sabemos que gana dinero, pero ¿cuál es su objetivo?” Y le respondí: “El único objetivo que tengo como empresario es ganar tanto dinero como pueda”. Porque cuanto más dinero tenga, más rápido puedo retirarme, ser libre y, por supuesto, conseguir prestigio social. Básicamente es todo lo que se quiere conseguir en esta sociedad o al menos, eso es lo que pensaba por aquel entonces. Así que el corredor dijo: “Entonces deje lo que hace ahora, abandone todas sus empresas y empiece a negociar con dinero, introdúzcase en el mundo financiero”. Y así comenzó esa situación que está relacionada con su pregunta original.
El corredor tenía un puesto en el mercado cambiario y negociaba con divisas y depósitos, comerciando con activos para ganar dinero con las diferencias en tipos de interés, y eso implicaba la anteriormente mencionada gestión de activos. Esos tres aspectos formaban en conjunto un interesante paquete y acepté. Me dijo: “Muy bien, puede sustituirme, le formaré y le presentaré a los componentes de la red, pero a cambio quiero el 10% de sus ganancias anuales”. Así que básicamente me vendió su lugar en el mundo financiero, pidiéndome que le pagara una comisión del 10%. Y le dije “¡Sí, me parece bien!”
Entonces me respondió: “Hay algo que debe saber. Si no puede olvidarse de que tiene conciencia, congelándola, y no me refiero a 18 grados bajo cero, sino a 100, entonces no se meta en esto”.
Al trabajar en comercio exterior te encuentras con monedas diferentes y hay que acudir al mercado de cambios y utilizar intermediarios. Y uno de estos agentes [o Bróker] me dijo una vez: “Ronald, llevo mucho tiempo observándole y siempre está ocupado. Sabemos que gana dinero, pero ¿cuál es su objetivo?” Y le respondí: “El único objetivo que tengo como empresario es ganar tanto dinero como pueda”. Porque cuanto más dinero tenga, más rápido puedo retirarme, ser libre y, por supuesto, conseguir prestigio social. Básicamente es todo lo que se quiere conseguir en esta sociedad o al menos, eso es lo que pensaba por aquel entonces. Así que el corredor dijo: “Entonces deje lo que hace ahora, abandone todas sus empresas y empiece a negociar con dinero, introdúzcase en el mundo financiero”. Y así comenzó esa situación que está relacionada con su pregunta original.
El corredor tenía un puesto en el mercado cambiario y negociaba con divisas y depósitos, comerciando con activos para ganar dinero con las diferencias en tipos de interés, y eso implicaba la anteriormente mencionada gestión de activos. Esos tres aspectos formaban en conjunto un interesante paquete y acepté. Me dijo: “Muy bien, puede sustituirme, le formaré y le presentaré a los componentes de la red, pero a cambio quiero el 10% de sus ganancias anuales”. Así que básicamente me vendió su lugar en el mundo financiero, pidiéndome que le pagara una comisión del 10%. Y le dije “¡Sí, me parece bien!”
Entonces me respondió: “Hay algo que debe saber. Si no puede olvidarse de que tiene conciencia, congelándola, y no me refiero a 18 grados bajo cero, sino a 100, entonces no se meta en esto”.
I. S.: ¡Vaya!
R. B.: Ese fue el mensaje: “Quiere mucho dinero, puede conseguirlo, le puedo ayudar, pero tiene un gran coste. Porque no puede dedicarse a esto con la conciencia tranquila”. Bueno, me reí del comentario, era joven e ingenuo. Desde joven, tal y como entré en la vida, dado que mi juventud distó mucho de ser ideal, desarrollé una cierta visión del mundo y de la humanidad.
I. S.: ¿A qué se refiere? ¿No había amor y calidez en su familia?
R. B.: Mi madre siempre hizo todo lo que pudo para hacernos sentir amados, pero el comportamiento de mi padre fue un obstáculo, lo que nos hizo sentir como si viviéramos en una zona de guerra entre nosotros. No es una situación ejemplar para crecer. Y el ser un niño que había crecido en ese ambiente, me llevó a creer que el mundo y la humanidad estaban lejos de ser ejemplares.
I. S.: ¿Así que meter su conciencia en el congelador representaba un punto de partida?
I. S.: ¿A qué se refiere? ¿No había amor y calidez en su familia?
R. B.: Mi madre siempre hizo todo lo que pudo para hacernos sentir amados, pero el comportamiento de mi padre fue un obstáculo, lo que nos hizo sentir como si viviéramos en una zona de guerra entre nosotros. No es una situación ejemplar para crecer. Y el ser un niño que había crecido en ese ambiente, me llevó a creer que el mundo y la humanidad estaban lejos de ser ejemplares.
I. S.: ¿Así que meter su conciencia en el congelador representaba un punto de partida?
R. B.: En parte ya estaba acostumbrado a hacer eso por autoconservación, así que meter mi conciencia en el congelador no era una tarea imposible para mí.
I. S.: O sea ¿que se convirtió en un mecanismo de supervivencia para usted?
R. B.: Sí, sí. Y mi visión de la humanidad y del mundo que me rodeaba tampoco era exactamente positiva. Sólo pensaba en mí mismo, así es como crecí llevado por mi instinto de conservación y acepté el trato. Lo que significaba, que, lentamente, iba a construir una base de clientes. Y según mejoraban mis habilidades dentro de la red, me iba introduciendo más y más en el mundo financiero. Luego descubres que el mundo es muy pequeño, y sigues notando que incluso cuando todavía trabajaba en importación-exportación comerciando con grano y cosas por el estilo, te das cuenta de que es sólo un pequeño círculo. Y al hablar del círculo del núcleo duro en el mundo financiero no me refiero a la señorita Puri del Banco, sino a los grandes flujos globales de dinero que se usan para comerciar.
I. S.: Habla de flujos de efectivo a nivel mundial, ¿o sea que no se refiere a los Países Bajos en particular, en donde comenzó a trabajar?
R. B.: Los Países Bajos desempeñan un papel importante en esta historia, pero el mundo no gira a su alrededor. Los Países Bajos forman parte de un gran sistema financiero mundial, en el que trabajan a través del mercado cambiario si desean realizar transacciones oficiales. Y muchos bancos, que realizan cambio de divisas, reciben ciertos encargos de sus clientes que no son sencillos de realizar.
Entonces surge la necesidad de personas como yo, que éramos los hombres de paja en los que se involucran grandes flujos de efectivo. Utilizamos ciertos artificios financieros, legislación internacional, para mover el dinero de tal manera que todo sea “correcto”. Así que todos los supervisores, los organismos reguladores que se ocupan de esto en todo el mundo, porque son, que nadie se despierte viendo lo que está pasando, como hace un año o dos, con el escándalo que involucró a Panamá.
I. S.: Habla de flujos de efectivo a nivel mundial, ¿o sea que no se refiere a los Países Bajos en particular, en donde comenzó a trabajar?
R. B.: Los Países Bajos desempeñan un papel importante en esta historia, pero el mundo no gira a su alrededor. Los Países Bajos forman parte de un gran sistema financiero mundial, en el que trabajan a través del mercado cambiario si desean realizar transacciones oficiales. Y muchos bancos, que realizan cambio de divisas, reciben ciertos encargos de sus clientes que no son sencillos de realizar.
Entonces surge la necesidad de personas como yo, que éramos los hombres de paja en los que se involucran grandes flujos de efectivo. Utilizamos ciertos artificios financieros, legislación internacional, para mover el dinero de tal manera que todo sea “correcto”. Así que todos los supervisores, los organismos reguladores que se ocupan de esto en todo el mundo, porque son, que nadie se despierte viendo lo que está pasando, como hace un año o dos, con el escándalo que involucró a Panamá.
I. S.: Los papeles de Panamá.
R. B.: Sí, entonces…
I. S.: ¿Evasión de impuestos?
I. S.: ¿Evasión de impuestos?
R. B.: Yo lo llamaría eludir impuestos. En una evasión se vulneran todas las normas. En este caso había que eludirlas. Pero al ver lo que pasó en este caso mi primera reacción es decir “no es nada nuevo, estas cosas me aburren” porque es una menudencia con escasa relevancia. Sin embargo, para el ciudadano de a pie es una gran noticia, pero no es nada trascendente. Sin embargo demuestra que hay algo que va mal en el mundo.
Por ejemplo, hay gente en los Países Bajos, de cierta posición, que poseen cuentas bancarias en Panamá, con una legislación que les permite no pagar impuestos en los Países Bajos, lo que es completamente legal. Utilizar ese tipo de estructuras formaba parte de mi trabajo, cuando tuvimos que cambiar divisas hubo cambios, las primeras sanciones a Irak a principio de los años 90 cuando había un boicot a Iraq debido a la guerra que se declaró allí. Y nos enfrentamos a lo que llamamos “dólar iraquí”. Dólares iraquíes, que en realidad eran dólares estadounidenses. El dólar americano tiene una relación directa con el precio del petróleo, lo que lo convirtió en una moneda de comercio mundial respaldada por el petróleo. Mientras que esa conexión se mantenga, el dólar tiene valor. Oficialmente, al pueblo iraquí no se le permitió vender su petróleo debido al boicot. Todo esto en teoría, porque nunca antes se hizo un negocio tan grande con el petróleo, en este caso con descuento, porque aunque oficialmente no se permitía, gracias al descuento todavía cruzaba las fronteras.
Estos dólares, porque la energía siempre se pagaba en dólares, así que había que situar los dólares iraquíes en alguna parte. No podías limitarte a llevarlos sin más al mostrador del Banco debido a todas las regulaciones y los cheques proporcionaban una cierta protección porque el lavado de dinero de origen criminal no era nada por aquel entonces, ahora lo llamamos terrorismo, pero entonces también lo era.
Entonces necesitas a gente que se ocupe del tema. Al ser un testaferro, te invitan a ir un Banco situado en, digamos Alemania, con los sótanos repletos de camiones llenos de dinero.
I. S.: ¡Guau!
Por ejemplo, hay gente en los Países Bajos, de cierta posición, que poseen cuentas bancarias en Panamá, con una legislación que les permite no pagar impuestos en los Países Bajos, lo que es completamente legal. Utilizar ese tipo de estructuras formaba parte de mi trabajo, cuando tuvimos que cambiar divisas hubo cambios, las primeras sanciones a Irak a principio de los años 90 cuando había un boicot a Iraq debido a la guerra que se declaró allí. Y nos enfrentamos a lo que llamamos “dólar iraquí”. Dólares iraquíes, que en realidad eran dólares estadounidenses. El dólar americano tiene una relación directa con el precio del petróleo, lo que lo convirtió en una moneda de comercio mundial respaldada por el petróleo. Mientras que esa conexión se mantenga, el dólar tiene valor. Oficialmente, al pueblo iraquí no se le permitió vender su petróleo debido al boicot. Todo esto en teoría, porque nunca antes se hizo un negocio tan grande con el petróleo, en este caso con descuento, porque aunque oficialmente no se permitía, gracias al descuento todavía cruzaba las fronteras.
Estos dólares, porque la energía siempre se pagaba en dólares, así que había que situar los dólares iraquíes en alguna parte. No podías limitarte a llevarlos sin más al mostrador del Banco debido a todas las regulaciones y los cheques proporcionaban una cierta protección porque el lavado de dinero de origen criminal no era nada por aquel entonces, ahora lo llamamos terrorismo, pero entonces también lo era.
Entonces necesitas a gente que se ocupe del tema. Al ser un testaferro, te invitan a ir un Banco situado en, digamos Alemania, con los sótanos repletos de camiones llenos de dinero.
I. S.: ¡Guau!
R. B.: Y entonces piensas “Claro, camiones, una empresa de transportes de gran actividad”. “Acompáñeme” y entonces te enseñan que están llenos de dólares hasta arriba. Y te dicen que “tenemos que deshacernos de todo este dinero en efectivo”. De modo que hay que cambiarlos por libras, marcos alemanes o lo que sea, de una forma determinada y enviarlos a tal y tal sitio.
I. S.: ¿Hablamos ahora de lavado de dinero? O…
R. B.: Bueno, de procesar efectivo. De procesar dinero en efectivo de tal modo que podamos reintroducirlo legalmente en los circuitos financieros.
I. S.: ¿Esa era su misión?
I. S.: ¿Hablamos ahora de lavado de dinero? O…
R. B.: Bueno, de procesar efectivo. De procesar dinero en efectivo de tal modo que podamos reintroducirlo legalmente en los circuitos financieros.
I. S.: ¿Esa era su misión?
R. B.: Fue una misión que nos asignaron a mí y a mis colegas.
I. S.: Ok.
R. B.: Nunca estás sólo en un encargo de ese tipo, porque no se puede trabajar en solitario. No es posible. Todos tenemos en mente al Tío Gilito [Scrooge McDuck o Rico McPato] recogiendo dinero con la pala, que es lo que literalmente tuvimos que hacer en ese caso. Era imposible procesar todo a la vez. Así que hay que encontrar un medio, cuando te encuentras con que la forma predominante de pago es efectivo, en una época en que la mayor parte es digital. Pero tratabas de encontrar un medio de procesar el dinero. Cómo reintroducir el dinero en efectivo en el circuito financiero para que Irak pudiera comerciar con su petróleo sin obstáculo alguno. Porque son los que tienen el dinero. Irak no quiere… mire, antes hablaba del lavado de dinero, pero en realidad se refería al embargo. Irak tenía que atenerse a las reglas y por… en resumen, todo lo que se quiera averiguar acerca de cómo funciona el mundo se puede descubrir siguiendo el rastro del dinero.
I. S.: Ok.
R. B.: Nunca estás sólo en un encargo de ese tipo, porque no se puede trabajar en solitario. No es posible. Todos tenemos en mente al Tío Gilito [Scrooge McDuck o Rico McPato] recogiendo dinero con la pala, que es lo que literalmente tuvimos que hacer en ese caso. Era imposible procesar todo a la vez. Así que hay que encontrar un medio, cuando te encuentras con que la forma predominante de pago es efectivo, en una época en que la mayor parte es digital. Pero tratabas de encontrar un medio de procesar el dinero. Cómo reintroducir el dinero en efectivo en el circuito financiero para que Irak pudiera comerciar con su petróleo sin obstáculo alguno. Porque son los que tienen el dinero. Irak no quiere… mire, antes hablaba del lavado de dinero, pero en realidad se refería al embargo. Irak tenía que atenerse a las reglas y por… en resumen, todo lo que se quiera averiguar acerca de cómo funciona el mundo se puede descubrir siguiendo el rastro del dinero.
Esa es la base, todo el mundo puede decir “bla bla bla”, pero si sigue el rastro del dinero se averiguará la verdad.
Lo mismo vale para esa situación. Así que lo único que Irak y sus socios comerciales querían era evitar cualquier acusación. Porque, para empezar, los socios que lo adquirieron eran los mismos que habían decretado el embargo pero en realidad todos son amigos y están del mismo lado. Todo el mundo piensa que existen polos opuestos en el mundo, los buenos y los malos, pero en la cima de la pirámide no es más que un juego en el que todos trabajan en equipo.
Sin embargo, tienen que atenerse a las normas y reglamentos que ellos mismos han creado para mantener al resto de la sociedad al margen, asegurándose de que no se acerquen a la cima. Tienes que jugar con tus propias reglas. Se trata de asegurarse de que nadie pueda localizarte, a excepción de los propios miembros de la élite, y que nadie de un rango inferior pueda averiguar lo que realmente sucedió. Lo llamamos “compartimentar”.
I. S.: Sí. Cada uno se limita a conocer tan sólo su parte y sólo la élite sabe cuál es el plan completo.
R. B.: Sí, pero como estábamos haciendo el trabajo sucio teníamos que saber mucho. Porque no podíamos cometer errores.
I. S.: ¿Qué altura alcanzó en la pirámide? ¿Estaba cerca de la cima de la pirámide?
R. B.: Bueno, nos comunicábamos con ellos.
I. S.: Ok.
R. B.: Habría sido bueno para mi ego alcanzar la cima de la pirámide. Hoy en día todavía puede considerarse que el mundo está dirigido por entre 8000 y 8500 personas. Habría sido increíble conseguir tal posición en aquel entonces.
I. S.: Muy bien, pero si decimos que en la cima se conoce el 100%, ¿puede hacer una estimación de cuánto sabía y comprendía de lo que pasó?
R. B.: En mi trabajo, tenía que saber un 100% de lo que estaba pasando. No podía ser de otra manera, debido a que los intereses de la gente involucrada eran enormes. Especialmente para los situados en la cima.
I. S.: Exacto.
R. B.: Si no hubiera sabido todos los detalles habría terminado cometiendo errores. Lo que habría tenido consecuencias, porque esos errores se habrían descubierto. Entonces la gente que no sabe nada del tema habría interferido. Hay que tener nervios de acero para trabajar a ese nivel.
I. S.: ¿Y los tiene?
R. B.: Sí, todo funcionó a la perfección.
I. S.: El congelador funcionó muy bien para usted…
R. B.: Sí, jugué al más alto nivel durante unos 5 años. Después estaba acabado y hecho polvo. Fue un momento muy intenso para mí. Sí.
I. S.: ¿Eso fue de repente? ¿O hubo algún motivo?
R. B.: Bueno, no, el caso es que… le daré un pequeño ejemplo de lo que representaba, en este caso el cambio de divisas, de dólar a otra cosa, depositado de manera segura con una gestión correcta de los activos, para que produjera beneficios y ser reinvertidos.
El nivel al que jugué en esos 5 años, y eso no sucedió de la noche a la mañana, hay que ganarse el puesto, mi punto fuerte es atar cabos y conseguir una imagen global de todos los factores involucrados en el terreno de juego. Es un proceso muy elaborado. Se destaca cuando tienes un don al respecto. Por ese motivo se me confió el 100% de la información relativa a mis misiones, así que no conocía todo lo que sabían, pero sí todo lo que necesitaba saber sobre el caso en el que estaba trabajando con mis colegas. Con frecuencia tenía el papel principal, porque tenía una buena visión general de la situación.
I. S.: Se le da bien hacer cambios rápidos.
R. B.: Sí, y encontrar soluciones innovadoras para resolver los problemas. Me divertía, aportando soluciones de tal manera que siempre iba un paso por delante de ellos y los superaba siguiendo las reglas del juego, pero jugando con ellas para que todo cuadrara. Me encantaba ese juego.
La contrapartida era que tenía una enorme responsabilidad y que aprendía cada vez más sobre el funcionamiento del mundo real. Porque a través del mundo financiero se llega a conocer toda la auténtica verdad.
I. S.: ¿A qué ser refiere al decir “toda”?
R. B.: Bueno, tus clientes te van dando pistas de cómo funciona el mundo en realidad. En retrospectiva, diría que todavía no sabía todo, pero sabía mucho. Porque mis clientes eran Bancos, que no querían mancharse las manos, pero dentro de esos Bancos siempre hay un cierto número de personas que saben muy bien lo que está pasando. Aproximadamente, un 1% del personal de un Banco sabe la verdad de la cuestión con respecto a los acontecimientos mundiales, lo que no es sorprendente teniendo en cuenta que están involucrados en los flujos de dinero.
Esos son tus clientes, también hay que tratar con gobiernos, multinacionales, servicios secretos y lo que ahora llaman organizaciones terroristas. Te relacionas como cliente con todos los grupos involucrados con los grandes flujos de efectivo. Entonces empiezas a ver las conexiones, que aunque estén compartimentadas como acaba de mencionar, en cuanto al nivel de conocimiento, pero como estás en el medio, ves cómo se relacionan unos con otros, ves que el dinero viene de tal sitio y va a tal otro, etc. Se va consiguiendo información y, por tanto, una visión general de lo que realmente está pasando.
I. S.: Sí. Cada uno se limita a conocer tan sólo su parte y sólo la élite sabe cuál es el plan completo.
R. B.: Sí, pero como estábamos haciendo el trabajo sucio teníamos que saber mucho. Porque no podíamos cometer errores.
I. S.: ¿Qué altura alcanzó en la pirámide? ¿Estaba cerca de la cima de la pirámide?
R. B.: Bueno, nos comunicábamos con ellos.
I. S.: Ok.
R. B.: Habría sido bueno para mi ego alcanzar la cima de la pirámide. Hoy en día todavía puede considerarse que el mundo está dirigido por entre 8000 y 8500 personas. Habría sido increíble conseguir tal posición en aquel entonces.
I. S.: Muy bien, pero si decimos que en la cima se conoce el 100%, ¿puede hacer una estimación de cuánto sabía y comprendía de lo que pasó?
R. B.: En mi trabajo, tenía que saber un 100% de lo que estaba pasando. No podía ser de otra manera, debido a que los intereses de la gente involucrada eran enormes. Especialmente para los situados en la cima.
I. S.: Exacto.
R. B.: Si no hubiera sabido todos los detalles habría terminado cometiendo errores. Lo que habría tenido consecuencias, porque esos errores se habrían descubierto. Entonces la gente que no sabe nada del tema habría interferido. Hay que tener nervios de acero para trabajar a ese nivel.
I. S.: ¿Y los tiene?
R. B.: Sí, todo funcionó a la perfección.
I. S.: El congelador funcionó muy bien para usted…
R. B.: Sí, jugué al más alto nivel durante unos 5 años. Después estaba acabado y hecho polvo. Fue un momento muy intenso para mí. Sí.
I. S.: ¿Eso fue de repente? ¿O hubo algún motivo?
R. B.: Bueno, no, el caso es que… le daré un pequeño ejemplo de lo que representaba, en este caso el cambio de divisas, de dólar a otra cosa, depositado de manera segura con una gestión correcta de los activos, para que produjera beneficios y ser reinvertidos.
El nivel al que jugué en esos 5 años, y eso no sucedió de la noche a la mañana, hay que ganarse el puesto, mi punto fuerte es atar cabos y conseguir una imagen global de todos los factores involucrados en el terreno de juego. Es un proceso muy elaborado. Se destaca cuando tienes un don al respecto. Por ese motivo se me confió el 100% de la información relativa a mis misiones, así que no conocía todo lo que sabían, pero sí todo lo que necesitaba saber sobre el caso en el que estaba trabajando con mis colegas. Con frecuencia tenía el papel principal, porque tenía una buena visión general de la situación.
I. S.: Se le da bien hacer cambios rápidos.
R. B.: Sí, y encontrar soluciones innovadoras para resolver los problemas. Me divertía, aportando soluciones de tal manera que siempre iba un paso por delante de ellos y los superaba siguiendo las reglas del juego, pero jugando con ellas para que todo cuadrara. Me encantaba ese juego.
La contrapartida era que tenía una enorme responsabilidad y que aprendía cada vez más sobre el funcionamiento del mundo real. Porque a través del mundo financiero se llega a conocer toda la auténtica verdad.
I. S.: ¿A qué ser refiere al decir “toda”?
R. B.: Bueno, tus clientes te van dando pistas de cómo funciona el mundo en realidad. En retrospectiva, diría que todavía no sabía todo, pero sabía mucho. Porque mis clientes eran Bancos, que no querían mancharse las manos, pero dentro de esos Bancos siempre hay un cierto número de personas que saben muy bien lo que está pasando. Aproximadamente, un 1% del personal de un Banco sabe la verdad de la cuestión con respecto a los acontecimientos mundiales, lo que no es sorprendente teniendo en cuenta que están involucrados en los flujos de dinero.
Esos son tus clientes, también hay que tratar con gobiernos, multinacionales, servicios secretos y lo que ahora llaman organizaciones terroristas. Te relacionas como cliente con todos los grupos involucrados con los grandes flujos de efectivo. Entonces empiezas a ver las conexiones, que aunque estén compartimentadas como acaba de mencionar, en cuanto al nivel de conocimiento, pero como estás en el medio, ves cómo se relacionan unos con otros, ves que el dinero viene de tal sitio y va a tal otro, etc. Se va consiguiendo información y, por tanto, una visión general de lo que realmente está pasando.
I. S.: Entonces, ¿tiene que servir y mantener a todos esos grupos satisfechos, incluyendo organizaciones terroristas, intentaba que todos estuvieran contentos?
R. B.: Sí.
I. S.: ¡Dios mío!
R. B.: Sí. Ése era mi trabajo.
I. S.: Mantener todas las bolas en el aire.
R. B.: Sí, en efecto, así que una de las cosas que descubrí, no sabía eso antes, pero ahora sí, es sobre los servicios secretos; se cree que su misión es servir y proteger a un pueblo, un país, etc., pero en realidad resultan ser organizaciones criminales, o, para ser más precisos, dependen de un sistema altamente criminal.
Estamos hablando de financiar guerras, crear guerras, o sea que básicamente originan una gran cantidad de sufrimiento en el mundo, un montón de conflictos. Y entonces pienso en mí mismo, si la gente supiera cómo es el mundo en realidad. Los servicios secretos no se detienen ante nada. Ante nada. Pero también tienen sus flujos de dinero, porque dado que comercian con drogas o armas o, en definitiva, con gente, todo ese dinero tiene que ir a alguna parte. Todo tiene que financiarse.
I. S.: Emplea el condicional “si”, pero puede confirmar que lo hacen en realidad?
R. B.: Todos ellos. Todos ellos.
I. S.: Sí.
R. B.: Así que el mundo entero tal y cómo pensamos que es no es más que una ilusión en la que creemos. Que es lo que descubres al dedicarte a este tipo de trabajo y donde todo me acabó saliendo mal, por decirlo así.
I. S.: Querrá decir “bien”, al final.
R. B.: En retrospectiva, sí, fue para bien, pero mi “congelador” empezó a fallar. Sucedían cosas, por ejemplo fui a un mercado comercial diferente, y uno de mis colegas dijo: “Ronald, ¿recuerdas aquel caso de la lira italiana?” Es algo que también comento a veces en alguna de mis charlas. “¿Recuerdas aquella transacción, en la que hicimos ventas masivas de la lira a precio rebajado, lo que redujo el valor de la moneda y ocasionó que una empresa italiana sufriera tales pérdidas que tuvo que declararse en quiebra?” Y en mitad de la conversación escuchas, “¿Recuerdas aquella transacción con la lira de tanto éxito?” “Sí“. Y entonces te dicen: “¿Sabías que el dueño se suicidó y que dejó mujer e hijos?” Cosas así…
I. S.: ¡Ay!
R. B.: Y entonces nos reímos de él. ¡Jajaja!, todos a la vez, todos nosotros. Mirábamos hacia los de abajo, no reíamos de ellos, no eran más que un producto, un residuo, no eran más que basura inútil, el planeta, todo podía irse al infierno o destruirse.
I. S.: Sólo parásitos inútiles.
Estamos hablando de financiar guerras, crear guerras, o sea que básicamente originan una gran cantidad de sufrimiento en el mundo, un montón de conflictos. Y entonces pienso en mí mismo, si la gente supiera cómo es el mundo en realidad. Los servicios secretos no se detienen ante nada. Ante nada. Pero también tienen sus flujos de dinero, porque dado que comercian con drogas o armas o, en definitiva, con gente, todo ese dinero tiene que ir a alguna parte. Todo tiene que financiarse.
I. S.: Emplea el condicional “si”, pero puede confirmar que lo hacen en realidad?
R. B.: Todos ellos. Todos ellos.
I. S.: Sí.
R. B.: Así que el mundo entero tal y cómo pensamos que es no es más que una ilusión en la que creemos. Que es lo que descubres al dedicarte a este tipo de trabajo y donde todo me acabó saliendo mal, por decirlo así.
I. S.: Querrá decir “bien”, al final.
R. B.: En retrospectiva, sí, fue para bien, pero mi “congelador” empezó a fallar. Sucedían cosas, por ejemplo fui a un mercado comercial diferente, y uno de mis colegas dijo: “Ronald, ¿recuerdas aquel caso de la lira italiana?” Es algo que también comento a veces en alguna de mis charlas. “¿Recuerdas aquella transacción, en la que hicimos ventas masivas de la lira a precio rebajado, lo que redujo el valor de la moneda y ocasionó que una empresa italiana sufriera tales pérdidas que tuvo que declararse en quiebra?” Y en mitad de la conversación escuchas, “¿Recuerdas aquella transacción con la lira de tanto éxito?” “Sí“. Y entonces te dicen: “¿Sabías que el dueño se suicidó y que dejó mujer e hijos?” Cosas así…
I. S.: ¡Ay!
R. B.: Y entonces nos reímos de él. ¡Jajaja!, todos a la vez, todos nosotros. Mirábamos hacia los de abajo, no reíamos de ellos, no eran más que un producto, un residuo, no eran más que basura inútil, el planeta, todo podía irse al infierno o destruirse.
I. S.: Sólo parásitos inútiles.
R. B.: Siempre y cuando cumpliéramos nuestros objetivos, mientras creciéramos. Muchos de mis colegas terminaron bebiendo o tomando drogas. Yo no, pero tal vez debería haberlo hecho.
I. S.: O no.
R. B.: No, en retrospectiva fue lo mejor y me alegro de estar todavía vivo… Sin embargo, todas esas cosas horribles comenzaron a devorarme por dentro.
I. S.: ¿Puede poner un ejemplo?, porque me da la impresión de que le han pasado muchas cosas terribles.
I. S.: O no.
R. B.: No, en retrospectiva fue lo mejor y me alegro de estar todavía vivo… Sin embargo, todas esas cosas horribles comenzaron a devorarme por dentro.
I. S.: ¿Puede poner un ejemplo?, porque me da la impresión de que le han pasado muchas cosas terribles.
R. B.: Sí, aunque me resulta difícil hablar de ello.
I. S.: Me doy cuenta, pero me basta con cualquier cosa que quiera compartir.
R. B.: Sí, solo hablo de cosas que quiero contar, pero eso evoca muchas emociones y ahora que mi conciencia ya no está en el congelador me emociona profundamente.
I. S.: Sí, siento lo mismo. De acuerdo. ¿Puede decirme lo peor que ha sucedido, lo que causó el punto de inflexión de su situación?
R. B.: Bueno, eso fue el principio del fin, te introduces tan profundamente en esos círculos y firmas un contrato de por vida, no con sangre ni nada de eso, para no revelar nunca nombres de empresas, organizaciones o personas. Creo que es por eso por lo que todavía estoy vivo. Tienes que atenerte a ello. Si estamos hablando de las peores cosas que he experimentado, acabo de hablarle sobre las cosas que hicieron que mi congelador fallara, que mi conciencia comenzara a manifestarse. Digamos que me estaba entrenando para convertirme en un psicópata, y fracasé. No terminé el entrenamiento, y no me convertí en psicópata. Mi conciencia volvió y lo que me resultó más difícil fue -porque allí tenía un prestigio tan grande, tenía éxito- que gozaba de la confianza de la gente que juega a ese nivel.
Para decirlo con elegancia, la mayoría de ellos tenían una religión bastante inusual. Hay católicos, protestantes, todo tipo de religiones. Pero la mayor parte de estas personas eran luciferianos. Y entonces me puede decir que la religión es un cuento de hadas, que Dios no existe y que nada de eso es real. No obstante, para estas personas es cierto y real, y servían a un ente inmaterial, al que llamaban Lucifer. Y también estaba en contacto con esos círculos, sólo que me reía de ello, porque para mí no eran más que clientes. Así que fui a ciertos lugares llamados Iglesias de Satán.
I. S.: ¿Ahora hablamos de satanismo?
I. S.: ¿Ahora hablamos de satanismo?
R. B.: Sí, así que visité esas iglesias, como invitado, entré, y estaban haciendo su Santa Misa con mujeres desnudas, licores y cosas por el estilo. Y me resultaba divertido. No creía ni una palabra y estaba lejos de convencerme de que algo de aquello fuera real.
I. S.: Para usted era sólo un espectáculo…
R. B.: Sí, en mi opinión la oscuridad y el mal están en el interior de las personas. Todavía no lo entendía. Así que fui a esos círculos en calidad de invitado y me divertía mucho ver a todas esas mujeres desnudas y demás. Era la buena vida. Pero luego, en un momento dado, me invitaron, por eso estoy contando esto, a participar en sacrificios. En el extranjero. Fue el punto álgido. Niños.
I. S.: ¿Le pidieron que hiciera eso…?
R. B.: Sí, y no pude hacerlo.
I. S.: Lo mismo, le gustaría hacer una pausa.
R. B.: No. Y entonces empecé a desmoronarme lentamente. Lo pasé muy mal cuando era niño y esto realmente me llegó a los más hondo. Todo cambió. Pero ese es el mundo en el que me encontré. A continuación empecé a rechazar tareas dentro de mi trabajo. Ya no podía hacerlo. Lo que me convirtió en una amenaza.
I. S.: Para ellos… por supuesto.
R. B.: Ya no podía trabajar al máximo nivel, mi rendimiento comenzó a disminuir y había rechazado encargos. No había participado. El propósito de todo -tarde o temprano, en esa clase de mundo- es tener a todos en el bolsillo. Debes ser vulnerable al chantaje. Y cuando vuelvo la mirada atrás, veo que el intento de chantaje me resultó muy duro. Querían hacerlo mediante esos niños. Y eso me destruyó.
I. S.: ¿Es que… -no me está diciendo nada nuevo- lo hacen también en política?
R. B.: Si hace una búsqueda en google, encontrará suficientes testimonios de testigos por todo el mundo para convencerse de que esto no es un cuento de hadas de Walt Disney. Por desgracia, la verdad es que lo han estado haciendo en todo el mundo durante miles de años. Hubo una época en la que estudié teología e incluso en la Biblia encuentras referencias a estas prácticas entre los israelitas. El motivo por el que las primeras diez tribus fueron desterradas a Babilonia fue la existencia de estos rituales con niños. Incluyendo el sacrificio de niños, así que es relevante, todo esto me hizo creer. Porque advertí que en la vida había más de lo que parece. Hay todo un mundo invisible. Es real.
Puede hablarse con certeza de una fuerza oscura y una manifestación de luz. Así que recurrí a estudiar teología para darle sentido a todo.
Puede hablarse con certeza de una fuerza oscura y una manifestación de luz. Así que recurrí a estudiar teología para darle sentido a todo.
I. S.: ¿Y también psicología, si no me equivoco?
R. B.: Sí, pero eso fue antes. Porque a través de la psicología comercial, la psicología de masas, pude manipular situaciones para mi propio beneficio.
I. S.: Eso es espantoso, porque si se investiga en el tema aparece el Instituto Tavistock y el control mental, el Proyecto MK Ultra y demás…
R. B.: Sí, sí, sí. Es cierto, pero todo eso formaba parte del trabajo. Tras entrenarme en mi trabajo me introduje en el tema con mayor profundidad, porque cuando se formalizan acuerdos también es necesario manipular a los medios de comunicación. Hay muchas cosas que manipular porque nada puede parecer lo que es en realidad. Todo tiene que parecer algo diferente. Se trata a la gente como si fuera un rebaño de ovejas. Les pones un par de perros pastores y los llevas a donde quieres.
I. S.: En efecto.
R. B.: Y para ser honesto contigo, veo que las cosas siguen igual.
I. S.: Por desgracia.
I. S.: En efecto.
R. B.: Y para ser honesto contigo, veo que las cosas siguen igual.
I. S.: Por desgracia.
R. B.: La gente todavía, mediante los mismos sistemas y métodos que nosotros mismos solíamos usar, sigue siendo tratada de la misma manera y sigue funcionando. La gente todavía no comprende cómo funciona en realidad y todavía están al nivel de “mientras tenga mi cerveza me da igual”, completamente absortos, también como mecanismo de supervivencia, es como están programados. Pero todavía ves lo estúpidamente fácil que es dirigir a la gente hacia donde quieras. Cuando eres tú el que tira de las cuerdas.
I. S.: Psicología de masas.
R. B.: Sí, y más tarde, mucho más tarde, en todos esos estudios y descubrimientos encontré un documento, que por supuesto califican de falso, los protocolos de Sión. Y hoy en día recomiendo a todo el mundo que lean todo ese increíblemente aburrido documento, que lo analicen, que lo lean de principio a fin.
I. S.: También hablamos de Sionismo…
R. B.: Si, por supuesto. Si lees los protocolos de Sión y realmente los estudias y los comprendes, es como leer el periódico de un día cualquiera. Cómo desde su posición de poder definitivo, que se ha convertido literalmente en definitivo, pero eso es sólo porque el pueblo no se levanta por sí mismo. No son conscientes de la realidad.
I. S.: Nos han programado a todos, si te atreves a decir que estás en contra del sionismo, entonces te califican de antisemita. Entonces eres… intentan…
R. B.: Lo negativo, se podría decir diabólico, los luciferinos, los satanistas, como sea que quieras llamarlo, es una entidad real. He descubierto que es lo que está escrito en la Biblia, y no solo en la Biblia, lo puedes encontrar en muchos otros textos. Ha existido realmente un momento de separación de la manifestación de la luz en la que un grupo siguió su propio camino lleno de un intenso odio, de ira; son pocas las personas que no subestiman su severidad. Porque se trata de una fuerza aniquiladora que nos odia hasta lo más profundo. Odia la creación, odia la vida, y hará lo que sea para destruirnos completamente. Y la forma de hacerlo es dividir a la humanidad. Dividir y conquistar es su verdad. La humanidad es una manifestación de la luz, que es la verdadera creación. Siempre y cuando los dividas en función de los partidos políticos, el color de la piel, elige el criterio que prefieras, entonces -desde un punto de vista luciferiano- se suprime toda la capacidad del enemigo. No pueden defenderse por sí mismos, porque si eso sucediera, los luciferianos perderían. Entonces este monstruo, el monstruo de codicia desaparecería. Suelo contar el caso de cierto anciano general estadounidense que pone a oscuras una habitación llena de gente. Los ojos se adaptan a la oscuridad, pero no se puede ver nada. El general no dice una palabra y repentinamente enciende una linterna, con una luz mínima, y debido a la prolongada oscuridad, experimentas una manifestación de luz que viene de un solo punto y todos pueden vislumbrase de nuevo. Y entonces dice: “Ése es el poder de nuestra luz”.
I. S.: ¡Qué bonito!
R. B.: Unirse. Unirse. Trabajar en equipo. Y toda esta historia de mierda deja de existir. Sería así de rápido. Pero para mí es fácil decirlo ahora, pero entonces estaba en un período de mi vida en el que me estaba desmoronando.
I. S.: ¿Podría decirnos algo en concreto al respecto? Cómo sucedió. Porque le invitaron…
R. B.: Empecé a rechazar encargos. Mi conciencia volvió después de la petición referente a los niños y empecé a rehusar una y otra vez. Volvía a tener conciencia y ya no podía trabajar más.
I. S.: ¿Pero seguía yendo al trabajo después de eso?
Bernard: No tenía mas remedio, tenía un negocio propio con varias oficinas y empleados, todo seguía funcionando.
R. B.: ¿Le resultó duro?
I. S.: Sí, se hizo muy duro, con muchas tensiones. Así que por un lado estás operando con dinero en un nivel alto, en el que no te puedes permitir cometer errores, de lo contrario todo se cae de golpe, todo tu negocio se arruina, y todo el mundo involucrado, incluido tú mismo. Entonces estás realmente jodido. Así que eso ocasiona mucha tensión, debido al resurgir de tu conciencia. Ya me avisaron cuando entré en el negocio. “No lo hagas si no puedes meter tu conciencia en el congelador a 100 grados bajo cero”.
I. S.: ¿Y probablemente se dio cuenta de eso entonces?
R. B.: Sí, recuerdo que me reí de ello entonces, pero la cosa no tenía ninguna gracia. No tenía ni idea de en lo que me estaba metiendo.
I. S.: ¿Y el congelador se había apagado?
R. B.: Estaba roto. No podía más. Intenté salir del paso y mantener las apariencias. Pero no sabía cómo salir de allí, estaba atrapado también. Todo el mundo estaba atrapado. Todo esto hizo que terminara por estrellarme. Mi cuerpo simplemente se rindió. Lo primero que vi fue a mi madre llorando en cuidados intensivos.
I. S.: ¿Acabó en cuidados intensivos?
R. B.: Sí, realmente me la pegué.
I. S.: ¿Se había estrellado literalmente?
R. B.: Sí. Sí. Por aquella época no creía en nada, pero todavía recuerdo lo que veía, desde aquella esquina, miré hacia abajo y me veía a mí mismo.
I. S.: Tuvo una experiencia cercana a la muerte.
R. B.: Vi cómo se ocupaban de mí. Bueno, por llamarlo de algún modo. He descubierto que no soy mi cuerpo. Lo ocupo, pero no soy únicamente mi cuerpo. Los he visto ocupándose de mí. Y después he sido reacio a hablar de ello durante mucho tiempo. En realidad hablé de ello mucho más tarde. Pero cuando lo hice, ya había investigado un montón de cosas y empezado a creer. Estaba empezando a entender mejor lo espiritual y lo material. En ese momento, esta intensa experiencia ocupó su propio lugar. La comprensión de que no soy mi cuerpo, es tan sólo un recipiente. Así que viví todo eso, pero también necesité mucho tiempo para recuperarme.
I. S.: ¿Pero seguía yendo al trabajo después de eso?
Bernard: No tenía mas remedio, tenía un negocio propio con varias oficinas y empleados, todo seguía funcionando.
R. B.: ¿Le resultó duro?
I. S.: Sí, se hizo muy duro, con muchas tensiones. Así que por un lado estás operando con dinero en un nivel alto, en el que no te puedes permitir cometer errores, de lo contrario todo se cae de golpe, todo tu negocio se arruina, y todo el mundo involucrado, incluido tú mismo. Entonces estás realmente jodido. Así que eso ocasiona mucha tensión, debido al resurgir de tu conciencia. Ya me avisaron cuando entré en el negocio. “No lo hagas si no puedes meter tu conciencia en el congelador a 100 grados bajo cero”.
I. S.: ¿Y probablemente se dio cuenta de eso entonces?
R. B.: Sí, recuerdo que me reí de ello entonces, pero la cosa no tenía ninguna gracia. No tenía ni idea de en lo que me estaba metiendo.
I. S.: ¿Y el congelador se había apagado?
R. B.: Estaba roto. No podía más. Intenté salir del paso y mantener las apariencias. Pero no sabía cómo salir de allí, estaba atrapado también. Todo el mundo estaba atrapado. Todo esto hizo que terminara por estrellarme. Mi cuerpo simplemente se rindió. Lo primero que vi fue a mi madre llorando en cuidados intensivos.
I. S.: ¿Acabó en cuidados intensivos?
R. B.: Sí, realmente me la pegué.
I. S.: ¿Se había estrellado literalmente?
R. B.: Sí. Sí. Por aquella época no creía en nada, pero todavía recuerdo lo que veía, desde aquella esquina, miré hacia abajo y me veía a mí mismo.
I. S.: Tuvo una experiencia cercana a la muerte.
R. B.: Vi cómo se ocupaban de mí. Bueno, por llamarlo de algún modo. He descubierto que no soy mi cuerpo. Lo ocupo, pero no soy únicamente mi cuerpo. Los he visto ocupándose de mí. Y después he sido reacio a hablar de ello durante mucho tiempo. En realidad hablé de ello mucho más tarde. Pero cuando lo hice, ya había investigado un montón de cosas y empezado a creer. Estaba empezando a entender mejor lo espiritual y lo material. En ese momento, esta intensa experiencia ocupó su propio lugar. La comprensión de que no soy mi cuerpo, es tan sólo un recipiente. Así que viví todo eso, pero también necesité mucho tiempo para recuperarme.
I. S.: Si, por supuesto.
R. B.: Sí, era como si hubiera tenido un accidente en un tren. Estaba hecho una completa ruina, completamente quemado. Me había estrellado, y el cuerpo necesitó un año para recuperarse. Porque… yo… realmente no quiero entrar en esto ahora, pero en esos círculos me torturaron físicamente durante el período en que intentaba salir. Fue para asegurarse de que nunca rompería el contrato de confidencialidad. Así que me retuvieron durante un cierto tiempo. Recibí “un tratamiento”. La unión de todos esos factores aumentó el estrés que estaba experimentando. Estaba literalmente corriendo a toda velocidad hacia mi propio final.
I. S.: ¿Quiere decir abducciones, como suele decirse, o programación?
R. B.: No, me expusieron a ciertos tipos de tortura. Para asegurarse de que nunca perjudicaría a nadie introducido en ese mundo.
I. S.: Sí.
R. B.: Por aquel entonces no me di cuenta, así que esto es todo en retrospectiva. Sucedió así, de modo que el final de mi primera vida fue tan extremo que ya no pude con ello. No podía soportarlo más, en modo alguno. Sin embargo, mi voluntad fue tan fuerte, que sólo afectó a mi propio cuerpo. Eso fue… bueno, ya no sabía qué hacer. No había ninguna opción disponible. Por eso a veces pienso -por supuesto que no es cierto-, pero me gustaría, como tantos colegas, haber tomado el camino de las drogas y el alcohol. Al menos mi final hubiera sido más llevadero. Porque la mayoría de ellos ya están muertos. A pesar de que sé que hay más hombres de paja por ahí, quedan pocos vivos de los que conocí. La mayoría de ellos ya se han ido. Bueno, yo también estaba muerto, pero todavía estoy aquí.
I. S.: Así que todavía le quedan cosas que hacer.
R. B.: Sí. Supongo que podría expresarse así. Pero eso es, no puedo decirlo en pocas palabras, ya que no sé cuánto tiempo hemos estado hablando, el mundo en el que me encontré. Si tiene alguna pregunta en concreto, se la contesto, pero me habría gustado ser más conciso. Pero no sé cómo.
I. S.: Bueno, le agradezco todo lo que ha compartido.
I. S.: Bueno, le agradezco todo lo que ha compartido.
R. B.: Todavía me cuesta mucho hacerlo.